El Comercio ataca a un Banco fantasma
El Decano de la prensa nacional destina editoriales a criticar la actuación de un Banco liquidado hace 25 años.
El Comercio en dos sendos editoriales recientes (“la locomotora agraria” del 05.08.2016 y “banca de sótano” del 12.09.2016) ha iniciado una cruzada contra la existencia de Agrobanco, criticando la promesa electoral del actual Presidente Pedro Pablo Kuchinsky , las declaraciones del ministro de Agricultura José Manuel Hernández quien ha propuesto inyectar 500 millones de soles al capital de esta institución así como el respaldo que ha brindado a esta iniciativa el Ministro de Economía Alfredo Thorne.
Soy un convencido que el sector agrario no será la locomotora del desarrollo nacional en momentos que el mundo vive la transición de una Sociedad Industrial a una Sociedad de la Información y el Conocimiento. Pero de allí a abandonar el desenvolvimiento de un sector que es fuente principal de ingresos de 2.3 millones de familias que representan el 34% de los hogares peruanos, simplemente resulta anacrónico en el contexto de la política económica internacional, donde los líderes de los países desarrollados están tomando posiciones alejadas de la ortodoxia, a las que se aferra algunos medios de comunicación como el Comercio.
Para situar en contexto el problema y apreciar la forma ideológica como aborda este tema el decano de la prensa nacional, revisemos lo que ha ocurrido con el financiamiento agrario en los últimas cinco décadas.
A fines de los ochenta del siglo pasado el ex-Banco Agrario terminó en un crisis provocada por sus propios errores y también en cierta forma inducida por el gobierno de Fujimori que tenía el mandato del consenso de Washington de cerrar la Banca de Fomento Nacional.
De esta manera en la década de los noventa, el Perú - como no ocurrió en ningún otro país de América Latina- tuvo un Sector Agrario sin Banco de Desarrollo. Es decir exactamente como lo demandaban por esos años y como lo demanda hoy sectores conservadores del país. El argumento fue y es harto conocido: la presencia del Estado genera retraso, corrupción y otros males.
¿Qué ocurrió en la década de los noventas en el Sector Agrario, cuando se dieron las condiciones tan idealizadas por estos sectores ortodoxos?.
Veamos algunas cifras: En 1991 (un año antes de la liquidación del Banco Agrario) las colocaciones de la banca múltiple al sector representaba el 4.3% de las colocaciones totales, mientras que cinco años después y ya sin Banco de Desarrollo, la Banca Múltiple destinaba al sector agrario el 2.5% de sus colocaciones. ¿Dónde quedaron las trilladas afirmaciones que el alejamiento del sector de parte de la Banca Comercial se debía a la existencia de un Banco Agrario, que distorsionaba el mercado crediticio y monopolizaba la prenda agrícola?.
Ante esta situación se idealizó la actuación de las nacientes Cajas Rurales como la gran solución. Sin embargo a marzo del 2002 el patrimonio total de todas las Cajas existentes a esa fecha era equivalente a menos del 1% del Sistema Bancario. Y en lo que respecta a las Cajas Municipales su patrimonio total representaba el 3% de la Banca Comercial, pero más importante aún: sólo destinaba al Sector Agrario el 7% de su cartera total.
En otras palabras, la desaparición del ex Banco Agrario no significó que la Banca Comercial se desplazara a atender a este sector (de hecho lo disminuyó) y entidades como las Cajas mostraron una insuficiencia que las hizo insignificantes de cara a las necesidades del sector agrario.
Por este motivo en el 2001 se crea una Comisión Especial para analizar esta problemática y en el 2002 se inaugura la oficina principal del nuevo Banco creado con el nombre de Banco Agropecuario más conocido como Agrobanco.
Hay que resaltar que las bases conceptuales de este nuevo Banco impulsado por el ing. Alvaro Quijandría Salmón (q.e.p.d.) entonces Ministro de Agricultura, fueron totalmente diferentes a las del ExBanco Agrario y su proximidad solo radicó en el nombre.
Han pasado 14 años desde su fundación, y el Comercio para atacar a este nuevo Banco y pedir que no sea un banco de primer ni segundo piso sino un banco de sótano (como lo ha titulado con ironía) no ha encontrado mejor argumento que romper sus lanzas editoriales criticando la actuación del ex-Banco Agrario que fuera liquidado hace 25 años ignorando la actuación y cifras del actual Agrobanco.
Con ese criterio podríamos criticar a la actual Banca Múltiple señalando los errores y cifras de los Bancos La República, Banex y Banco Latino liquidados en la misma década en que fue liquidada el exBanco Agropecuario. Y retrocediendo en la historia encontraríamos otros bancos, muchos de ellos incluso emblemáticos.
La pregunta cae por su propio peso: ¿Por qué los sesudos analistas económicos del Comercio no se dedicaron a analizar el desempeño del actual Agrobanco: su nivel de colocaciones, la mora, los agricultores involucrados, hectáreas habilitadas, su situación financiera, etc.?. En vez de ello han desempolvado los argumentos y cifras de un Banco liquidado en el siglo pasado.
Sólo encuentro dos posibilidades: Hicieron el análisis respectivo y no encontraron cifras que validaran un paradigma consolidado pero obsoleto, o simplemente no se dieron el trabajo de investigar mínimamente, pues tienen un paradigma que les sirvió el siglo pasado, les sirve ahora y probablemente consideren que les seguirá sirviendo el próximo siglo.
Por respeto a los lectores, debiera haber más rigurosidad en los editoriales del Decano de la prensa nacional.